Por Esthela Baltazar-Ortega
El costo de no hacerlo es de 10 millones de excelentes colchones nuevos.
La primera semana de julio de 2017 entró en vigor la ley de desechos en la Ciudad de México (por enésima vez desde que se hizo oficial en 2003)1, y todos se quejan porque regalarán sus colchones y no escucharán el cántico del refrigerador.
Pero aquí, nadie regala nada. La ciudad de México desembolsa anualmente 1,500 millones de pesos por su manejo y aún así no se añadió ningún impuesto nuevo por recoger la basura, tampoco se pagará por los kilos desechados ni por su manejo correcto, ni nos piden reducir la cantidad de manera efectiva, entonces ¿por qué nos enojamos ante la nueva disposición?
El manejo correcto de residuos deja una ganancia de 3.7 millones de euros al sector público en países como Alemania si se habla de dinero, y evita la liberación de un millón de toneladas de CO2 y ahorra muchos metros cúbicos de agua si les interesa el medio ambiente. El costo de no hacerlo en una ciudad como la de México es de 40 mil millones de pesos, 10 millones de excelentes colchones nuevos.
Gobierno y empresa están peleados ahora a causa de esta ley. Será la comunidad quien decida su destino. Si la propuesta es integral, los cambios recomendables para su efecto son:
1. Separación en casa: más que no recibirla si no está separada, no entregarla si no lo está,
2. Ver el manejo de residuos como una oportunidad de ingresos o negocios, buscando diversos tipos de manejo,
3. Pago de puntos por envolturas: los productores pagan un monto por la cantidad de envoltorio que tiene el producto, para que a la larga sean ellos los que busquen reducir la cantidad para disminuir sus costos,
4. Importe por empaque retornable,
5. Integrar el manejo de residuos a la cultura de la comunidad.
Estos cambios llevarán a una reducción del gasto en hogares, gobierno y generación de ingresos a empresas.
Porque es más rico el que menos necesita.